24.8.10

Salió, sin esperanzas. Pisó el suelo de la vereda mojada y sintió como algo le decía que había razones para levantar la mirada. Y lo hizo. Sin entender por qué o por quién, levantó la mirada y se dejó llevar por su intuición. Por alguna razón, los fantasmas del pasado se alejaron y lo dejaron ver con claridad. Ahí estaba: con un vaso de café en cada mano, esperandolo. Sus ojos se encontraron con los de ella y de repente nada importó. Los autos por la calle y el ruido que acarreaban repentinamente desaparecieron. No había nada más en el mundo además de ellos dos. Dudando, con un poco de miedo, se acercó. Cada fibra de su ser le decía que se dejara llevar, pero costaba. Sus manos temblaban y el sudor caliente por los nervios lo quemaba. No sabía qué decir. No había palabras para una situación como ésta.
Estaban enfrentados en un mundo vacío, ocupado simplemente por ellos. Al rededor no había nada y había de todo un poco a la vez.
- Si puedieras hacer algo sin pensar en las consecuencias en este preciso momento, ¿que harías? - dijo, sorprendiendosé a ella misma.
- No sé - respondió, callando a la voz de su cabeza que le gritaba la respuesta correcta - ¿vos?
- Una de esas cosas que no se dicen, se hacen- contestó con una sonrisa.
- ¿Qué te detiene?
- Absolutamente nada.
Así, sin pensarlo, se acercó ella a él. Un mundo de sensaciones imposible de entender se abalanzó sobre su mente. Una vez cerca, lo suficientemente cerca, le demostró que a veces en silencio se dicen las cosas más hermosas.

Dejo el final picando, porque me despertaron en ese momento.
Queda final abierto...yo sé que quiero que pase, y ya.

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