24.8.10

Cinco minutos. ¿Cuantás veces podés pensar en alguien en el transcurso de cinco minutos? ¿Una? ¿Diez? ¿Millones? Yo cada vez me inclino más hacia esa última posibilidad. Cinco minutos: eso es lo que me toma perderme en una mirada que no conozco del todo. Cinco minutos y estoy en una realidad que no existe en verdad. Cinco minutos y conozco más a los extraños a mi al rededor que al reflejo que me mira desde los vidrios empañados y rayados. Tan sólo cinco minutos. Sí, cinco minutos. Y el viento me vuela el pelo, me sopla la cara y el ruido de bombos que normalmente catalogaría como música me sirve como soundtrack para un viaje lleno de magia.

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