12.9.10

Hoy, las sombras me enloquecen. Hoy, la ausencia de tu esencia sobre la almohada y tu respiración sobre mi cuello me empujan. Todo es culpa de ese beso que no nos dimos, de ese mensaje de texto que nunca llego, de ese cartel que, lamentablemente, mis ojos nunca vieron. El tiempo pasa y pasó. Tus palabras se convierten en cicatrices y la imagen de tus ojos se funde y se pierde en el fondo de mi mente. La vida puede ser cruel con las cosas hermosas que nos pone en frente. La vida puede ser brutalmente cruel con las palabras dulces que se dicen, con los labios gentiles que besan de una manera que nunca nadie lo había hecho, con las caricias que nunca vuelven. La vida fue, es y seguirá siendo cruel, pero desde donde yo lo veo, puedo elegir dos caminos: puedo sentarme acá y lamentarme que vos no elijas seguir por éste, que es el mío, o puedo seguir adelante y cerrar los ojos, entregarme a la vida que entre todas sus desgracias, ocasionalmente entrega alegría, entrega sonrisas, y entrega magia. Es como dice el dicho: si amás a alguien, dejalo libre; si esa persona vuelve, es tuya para siempre, y si no lo hace, no fue tuya desde un principio.

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